❥ 🇨 🇺 🇦 🇹 🇷 🇴

—Rose, estoy bien. En serio.—aseguré cuando Jake volvió y la rubia no parecía tener intenciones de moverse.

A regañadientes se fue y Jacob pudo acercarse a mi, se sentó a mi lado y se quitó la chaqueta.

—Edward te mandó a hablar conmigo.—adiviné negando con una sonrisa de molestia.

—Más o menos, aunque no se por que cree que me harás caso a mi. Nunca lo has hecho...¿Desde cuando son amiguitas tú y la rubia?

—Desde siempre, la verdad. Y me entiende.

Él me miró con pena, —¿Qué estás haciendo, Ly? En serio.

Me removí en mi asiento, sin saber muy bien que responderle, —Sé que es algo intimidante para ti, pero no lo es, no para mi, es...un sentimiento inigualable, es mi hijo.

—Así que vas a tener un varoncito.—ironizó, —De haber sabido, hubiera traído globos azules.—vaciló.

—No digo que sea un niño, el género es lo de menos, Jake.

—No lo verás.

—Jacob, puedo hacerlo, tengo la fuerza y ya me lo propuse.

—Ah, Ly...—se levantó, algo cansado, —Tú dile eso a tu chupasangre, pero a mi no me engañas. Yo estoy viendo lo que esa cosa está haciendo, es un asesino, Ly.

—No, no es cierto.—defendí tratando de no frustrarme.

—¿Y si mueres? ¿Qué caso tuvo? El que yo te ame, que tú lo ames ¿A quién le hace bien eso? Porque yo no lo sé...—luego se volvió a sentar frente a mi, —Escúchame, Ly, por favor, no hagas esto. Vive ¿Si? Vive.

—Jake, todo va a salir bien...es en serio.—se paró y luego se fue a la salida, —No, no te vayas.

Se volvió a voltear, sin venir, —Sé como termina esto, y no me voy a quedar a verlo.

Y se fue, así de fácil, recosté la cabeza en el sillón y suspiré, eso no había salido nada bien. Al abrir mis ojos vi a Edward parado fuera del balcón, tenía una expresión combinada de cansancio, frustración y tristeza, lo miré un momento y luego volví a jugar con mi pulsera y collar.

—Tienes la costilla rota, no está astillada al menos.—dijo Carlisle viendo las radiografías, —No ha perforado nada.

—No...—empezó el cobrizo, negando.

—Edward.—paró Carlisle, regañándolo un poco.

—Te está rompiendo los huesos, te está destrozando desde dentro.—me miró, reprochándome por milésima vez, —Carlisle dile lo que me dijiste, díselo.

Carlisle dudó y tuve que levantar una mano para darle el permiso, —Carlisle dime, por favor.

—El feto no es combatible con tu cuerpo, es demasiado fuerte.—informó y ahí lo entendí todo, —No permitirá que recibas la nutrición necesaria. Te está matando de hambre y no puedo retrasarlo o evitarlo, a este paso tu corazón fallará antes de parto.

—Aguantaré, yo lo ha...

—Aly.—me paró el rubio, —Hay algunas condiciones que ni el veneno puede superar, ¿Entiendes? Lo siento.

Y se fue, dejándome con Edward, quien me miraba receloso, —Yo...lo siento mucho, de verdad, pero...—tampoco me dejó terminar.

—No puedo vivir sin ti.

—Tendrás un pedazo de mi, te va a necesitar.

—¿En serio crees que podría amarlo? ¿O si quiera tolerarlo, si te matara?

—No es su culpa, ni si quiera tiene idea de lo qué pasa. Tienes que aceptar lo que es.

—¡Porque no me diste elección!—gritó frustrado, —Íbamos a compartirlo todo ¿Recuerdas? Pero tú decidiste esto sola, tú decidiste dejarme.

—No hay necesidad de que lo veas así.

—Pues no tengo otra forma de verlo.—añadió con sus facciones con muchas emociones combinadas, —Porque yo te perderé, y yo no lo elegí, no lo elegí.

Y también se fue, dejándome sola con todo esto.

Los días seguían pasando y Rose me ayudaba en todo, yo estaba demasiado desnutrida y necesitaba ayuda en casi todo.

—¿Tienes frío?—preguntó Edward cuando bajé mis mangas y me hice más bolita en mi lugar.

Todo el clan y Jake estaban en la sala.

—Te ayudaré.—Jake se movió hacia mi y yo sonreí, —No hagas eso.

—¿Qué cosa?—murmuré débilmente.

—Sonreír como si fuera tu persona favorita.

—Una de ellas, sí.—terminé y sentí algo, me hizo sentarme y Edward me tendió un balde, por si vomitaba, pero nada salió.

—Debemos encontrar la forma de alimentarla un poco.—dijo Esme, algo preocupada.

—Si pudiera ver al feto...—Alice suspiró, aunque no lo necesitase.

—Al bebé.—corrigió Rosalie al instante.

—Tal vez podría entender lo que quiere.—siguió Alice, sin hacerle caso a Rose.

Edward habló luego de unos momentos de silencio, —Tal vez tienes razón, Jacob tuvo una idea.

Mi mejor amigo soltó una pequeña risa, —No fue una idea, fue un comentario sarcástico.

—¿Qué se te ocurre?—preguntó Carlisle cruzado de brazos.

—Que probablemente está buscando a quien encajarle los dientes.—el lobo rió un poco.

—Tiene sed.—adiviné.

—Conozco la sensación.—Emmett apretó un poco los puños.

—Y por eso toma mi sangre...—murmuré, pero todos los vampiros pudieron escucharme.

Edward se apresuró a asustarme un poco, —Si es apetito no va a querer sangre animal.

—Tengo un poco de sangre para Aby.—lo que Carlisle dijo no me ayudó en mucho e hizo que Jasper volteara rápidamente a el.

—Ven conmigo.—Alice se llevó a Jasper con ella.

Luego Emmett se levantó y se fue, no sin antes susurrar un "lo lamento"

Carlisle llegó con un vaso donde ponía sangre de una bolsa.

—Aguarda un segundo ¿Vas a hacer que beba eso?—paró Jacob al ver lo que el patriarca hacía.

—Es la forma de probar la teoría.—respondió Carlisle.

—Solo si tú estás de acuerdo.—Edward me miró, como si me lo preguntara.

—Obviamente, haré lo que sea.—contesté sentándome.

—Aguarda.—Edward se paró por algo.

—Esto me da náuseas.—Jacob se movió a un lado, tratando de alejarse.

Mi esposo ahora algo distante, se acercó y se arrodilló frente a mi, tendiéndome un vaso de tecnopor con una cañita, —Con esto será más fácil tomarla.

Me lo entregó y luego se sentó, puse mis labios en la cañita y empecé a succionar, sentí un líquido asombrosamente delicioso, algo espeso y un poco grumoso a decir verdad, pero sabía muy bien.

—Sabe...—empecé aún un poco atónita por el sabor, —Muy rico.

Todos sonrieron, menos Jake, el estaba asqueado, yo solo seguí tomando, el sabor me deleitaba demasiado, me sentía un poco más fuerte.

—El pulso se está fortaleciendo.—avisó Carlisle sonriendo.

—Funciona.—Esme también sonrió, al igual que Rose.

—Ya suenas mejor.—escuché a Charlie por la línea.

—Lo estoy, claro que lo estoy. No tienes que preocuparte, papá.—tranquilicé jugando con la almohada que tenía enfrente.

—Todo esto debió haber arruinado tu luna de miel.—dijo Charlie, y bueno, no iba a decir que no se equivocaba.

—Si, algo.

—Y lo demás, ¿Te gusta la vida de casada? ¿Edward sigue caminando sobre las aguas y todo eso?

—Si, pero es muy diferente ahora, papi. No te pienso mentir.

—Lo importante es que estés mejor y que pronto estarás en casa ¿No?

Carajo, tengo que decirle, —Papá, no quiero que te preocupes...pero me iré a un centro médico en Suiza.

—No, no, no, no lo harás, ni te irás a Suiza ¿Por qué? ¿Acaso no estás mejor?—se oía algo histérico y preocupado.

—Lo estoy, no hay que preocuparse, te lo dije.

—Aly, tomaré un avión ¡No!

—No, es más bien como un ¿Spa? Y además, seguro ya estaría mejor para cuando tú llegaras.

—Aly no lo sé.

—No, no vengas, papá, por favor, solo imagíname sana ¿Si? Como si estuviera ahí sentada comiendo pizza, cocinándote comida peruana, comida latina o comiendo muchos dulces y tocando el piano.

—¿Quieres que visualice?—preguntó algo irónico.

—¿Si? Dicen que ayuda, visualízame así...como yo era, feliz, sonriente, risueña, queriendo hacer a todos felices y con mucha energía, como lo era antes de todo...me hará sentir mejor...tengo que dejarte.

—Aly...—pidió.

—Te quiero, mucho, papá—colgué y suspiré, froté mi sien y jugué un poco con el teléfono, sin saber ni que pensar.

Vi a Edward entrar, y por su cara supe que estaba ahí desde hace un tiempo, dejó el vaso de tecnopor en la mesa y se arrodilló frente mío.

—Lamento haberme enojado tanto.—comenzó.

Solté una pequeña risa, —Yo hubiese estado igual.

—Te he dejado sola en esto.—agarró mi mano izquierda.

—Matrimonios...—vacilé un poco y el rió.

—Dicen que el primer año es el más duro...—sonrió y luego frunció el ceño, —¿Qué cosa?

—¿Qué?—ahora fui yo la que frunció el ceño.

—Oí algo que...—puso una mano en mi estómago, ahora abultado por mi bebé, —Di algo más.

—¿Cómo que?—lo vi reír, —Edward dime que es lo que sucede.

—Le gusta el sonido de tu voz.—confesó.

—¿Lo oyes? ¿Cómo?

—En mi mente...también le gusta mi voz.

Reí, feliz, —¿Qué oyes?

—Es tan extraño, creí que era como yo, pero no, es como tú. Bueno y puro...está feliz.

—Claro que si, claro que es feliz ¿Cómo no iba a serlo? Lo o la amo demasiado...¿Qué es lo que oyes ahora?

—Que te ama, Ashby.—lo que dijo me alegró demasiado.

—Es increíble, muy increíble ¡Merlín!

Edward besó mi ahora enorme estómago, mientras ambos reíamos, extrañaba demasiado esto, me hacía demasiado bien y feliz.

—Pero ese nombre no tiene un significado, lo inventaste ¿No?—preguntó Rosalie sobando mi estómago, quería que cambie mi elección de nombre, solo porque quería que eligiera uno clásico.

Alice y Rosalie me ayudaron a levantarme para ver a Jake y a Edward y enseguida solté un suspiro, —Ayúdenme, Rose quiere que cambie mi elección de nombre.

—Yo aceptaré el nombre que tú le quieras poner.—sonrió el lobo.

—Es que no está tan mal, miren, primero, si es un niño E.J—miré a los dos hombres, —Edward Jacob.

Ambos me sonrieron y Rose se adelantó en hablar, —Bien, ese es bonito, ahora diles el de niña.

—Okey, ese si lo inventé, no tiene significado alguno. Estaba pensando en...Freissy.

Mi mejor amigo quedó atónito ante el nombre, no tan convencido, y negado a querer decir sus verdaderos pensamientos.

—¿Freissy?—repitió Jake y Edward soltó una risita.

—Lo había elegido porque le podríamos poner muchos apodos y eso...¿Es raro?—pregunté pidiendo su opinión, Jacob dudó mucho.

—No, no es raro. Es hermoso.—intervino Edward, —Y es único, le va bien a la situación, me gusta Freissy.

Rosalie alzó el vaso de tecnopor mientras miraba recelosa a su hermano, reprochándole, me giré hacia ella sonriendo divertida, —Le gusta, te lo dije.

Rose rodó los ojos divertida, me alcanzó el vaso de tecnopor pero no lo pude agarrar, traté de que no se caiga agachándome un poco, lo cual sólo logró que mi espalda se doble hacia atrás y suelte un grito. Caí de rodillas agarrando mi estómago, antes de que mi cabeza llegara al piso Edward la agarró.

—Rosalie pásame la morfina..—pidió Edward cuando ya estábamos en la sala de parto, la que Carlisle preparó para mi.

—Carlisle dice que la placenta se ha desprendido.—informó Alice, hablando por teléfono, —Vendrá lo más rápido que pueda.

Yo ya estaba hasta sudando, me dolía todo el cuerpo.

—Nosotros lo haremos.—dijo Rosalie sosteniendo una aguja, luego agarró un cuchillo especial para esto y se posicionó debajo de mi estómago.

—Rose...—paró Edward, —Deja que haga efecto la morfina.

—No hay tiempo, Aly se está muriendo...—protestaba la rubia.

—¡Sáquenlo ahora!—exclamé y luego, al sentir el cuchillo cortando mi piel empecé a gritar demasiado.

—Rosalie ¡No!—oí a Edward, la rubia miraba el cuchillo con la sangre enviciada, Jake tuvo que saltar encima de ella, —Alice sácala de aquí.

—Rose...—pedí sintiéndome mareada y demasiado débil, después volví a gritar.

—¡Cámbiala ahora!—escuché a Jake.

—No puedo mientras esté adentro, debo sacarlo primero.—contestó Edward.

—Sé fuerte, Ly. Has que siga latiendo tu corazón, tú puedes.—oía a Jake mientras seguía gritando, mis gritos se intensificaron cuando Edward me mordió.

Veía muy borroso, luego me dejó de doler, un poco. Mi esposo sostenía algo entre sus brazos, un pequeño bulto.

Después escuché unos pequeños llantos, de bebé. Lo había hecho, mi bebé estaba bien, lo estaba.

—Es Freissy.—dijo Edward, era una niña. Mi niña, mi pequeña hija.

—Es preciosa.—murmuré y Edward me la acercó, la colocó sobre mi pecho, estaba cubierta de sangre pero la quería demasiado, se calmó cuando estaba sobre mi, encima de mi corazón.

Sentí algo raro y luego arrugué un poco la cara, Freissy empezó a llorar, de nuevo, Edward la cargó y eso fue lo último que recuerdo.

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